sábado, 5 de diciembre de 2009

Un Piano


Sólo eso.
Un piano y diez dedos hurgando el cosmos del teclado.
Pizcas de estrellas caen con cada nota.
El cristal de agua se rompe plácido en el aljibe.
Las aves guardan silencio entre las ramas.
Azul de glicinas en la ventana.
Dorados con quietud de otoño buscan el destino de la música
y se aletargan con el dulzor de la armonía.
De pronto, todo calla.
Una nube cruza el cielo y lo oscurece.
Es el simple preludio del ocaso.

Juan José Mestre


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